Si eres como la mayoría de la gente, lo más probable es que asumas que el aire de la casa está tan limpio y saludable como para que tu familia respire con tranquilidad.
Algunas personas sienten cierta sensación de seguridad al cerrar las puertas de su hogar y bloquear muchos de los contaminantes del mundo exterior.
La mala noticia es que el aire interior de una casa puede no ser tan seguro como crees. De hecho, las investigaciones han demostrado que la calidad del aire interior es dos a cinco veces peor que la del exterior.
Si esto te preocupa, no entres en pánico. Estoy aquí para enseñarte cómo identificar los factores que afectan la calidad del aire y cómo pueden afectar tu salud.
También, te explicaré qué puedes hacer para mejorar la calidad del aire de tu casa. Tu familia respirará mejor y se mantendrá más saludable.
Principales factores que afectan la calidad del aire interior y tu salud
1. Sustancias químicas (COVs)
Cada casa tiene cierto grado de químicos flotando en el aire. El término común para estos contaminantes es compuestos orgánicos volátiles o COVs.
Aunque es inevitable tener pequeñas cantidades de COVs en el aire, son las grandes concentraciones de estas sustancias químicas las que causan graves efectos en la salud.
Lo cierto es que muchos hogares tienen niveles de COVs más altos de lo que se podría pensar.
Invertir en un purificador de aire de alta calidad garantiza que el aire que se respira en interiores está libre de COVs. Esta máquina succiona y atrapa las partículas nocivas para que no acaben en tus pulmones.
Las formas más comunes de COVs que tienes más riesgo de encontrar en interiores son:
Las formas más comunes en que los COVs se liberan al aire incluyen:
- Usar productos de limpieza y fragancias en aerosol.
- Quemar combustibles, como queroseno y carbón.
- Usar disolventes y pinturas.
- Aplicar conservantes de madera.
Además, muchos tipos de muebles y materiales de construcción se forman con productos que tienen un alto contenido de COVs. Con el tiempo, estos productos químicos se liberan en el aire que tú respiras.
Muchas personas pintan y agregan muebles nuevos a la habitación de su próximo bebé, sin saber que esto puede hacer que el espacio sea inseguro para el niño.
La gravedad de lo que te puede suceder cuando estás expuesto a los COVs depende en gran medida de qué COVs inhalas y en qué cantidad.
La exposición a grandes cantidades de formaldehído o benceno aumenta las probabilidades de sufrir cáncer. Están clasificados como carcinógenos humanos en un informe publicado por el Programa Nacional Norteamericano de Toxicología.
La exposición a los COV en pequeñas cantidades puede causar irritación respiratoria, mareos, fatiga y deterioro de la memoria.
Proteges a tu familia de los altos niveles de COVs si almacenas tus diluyentes de pintura, solventes, conservantes de madera y combustibles fuera de tu casa. Asegúrate de utilizarlos en un espacio bien ventilado con suficiente flujo de aire, para evitar una alta exposición.
Otra manera de reducir las altas concentraciones de compuestos orgánicos volátiles es tomar decisiones más inteligentes sobre los productos de limpieza que utilizas en tu hogar. Siempre busca cero COVs o bajo COVs en las etiquetas.
También, cuando compres muebles nuevos, mira las especificaciones técnicas para saber cuáles son los riesgos de exposición a compuestos orgánicos volátiles.
Algunos productos que utilizan conservantes de madera o materiales de madera manufacturados liberan muchos más COVs que otros.
2. Polvo y alérgenos
El polvo es uno de los alérgenos más comunes en el mundo y más de 20 millones de personas son alérgicas a los ácaros del polvo.
Los ácaros del polvo se alimentan de las escamas muertas de la piel humana y prosperan en temperaturas cálidas que van de 20°C a 25°C.
Una sola pieza de polvo puede contener una variedad de cosas, como piel muerta, esporas de moho y caspa de mascotas.
En grandes cantidades, las personas con sensibilidad al polvo o alergias pueden experimentar:
- Opresión en el pecho.
- Dificultad para respirar.
- Sibilancias.
- Dificultad para dormir debido a problemas respiratorios relacionados.
Si tienes una concentración baja de polvo en tu casa, puedes llegar a experimentar síntomas que a menudo se confunden con el hecho de estar enfermo, como picazón en los ojos, estornudos, tos, congestión y dolores de cabeza.
Si tu purificador de aire tiene un filtro de alta eficiencia (HEPA), viene con una garantía para atrapar el 99,97% de las partículas que afectan tu salud.
Los purificadores de aire con filtros HEPA hacen circular el aire dentro de una habitación a través de una fina malla. Estos tamices atrapan partículas de polvo que de otra manera terminarían en tus pulmones.
Cuantas más veces circule el aire a través del purificador de aire, más limpio se vuelve. Por ejemplo, si utilizas un purificador de aire en un dormitorio y mantienes la puerta cerrada en todo momento, después de unas horas, el aire de la habitación estará libre de polvo.
3. Dióxido de carbono (CO2)
El dióxido de carbono es un componente natural que se puede encontrar en cualquier lugar de la tierra, incluso en el aire interior. Es un gas incoloro e inodoro que se considera inocuo en pequeñas cantidades.
Si tomas bebidas carbonatadas, usas hielo seco, tienes un vehículo que usa gasolina o quema combustibles fósiles para calentarse, has estado expuesto al dióxido de carbono.
En grandes cantidades, el dióxido de carbono actúa como un asfixiante. Esto significa que puede cortar el suministro de oxígeno, especialmente en espacios confinados.
La exposición a altas concentraciones de dióxido de carbono puede llevar a la pérdida del conocimiento o incluso a la muerte. La exposición a concentraciones más pequeñas de dióxido de carbono puede provocar congestión, hiperventilación y dificultad para respirar.
Puedes proteger a tu familia si mides los niveles de dióxido de carbono de tu hogar. Para ello, instala un detector de dióxido de carbono en tu casa.
Una vez que conectes la unidad, esta supervisará la calidad del aire y emitirá un pitido o un destello para advertirte si detecta niveles de dióxido de carbono superiores a los recomendados.
También, es importante que mantengas tu sistema de calefacción, ventilación y aire acondicionado (HVAC), en caso de que tengas uno.
Haz que lo limpien e inspeccionen cada uno o dos años, para asegurarte de que funciona correctamente y no contribuya con los altos niveles de CO2 dentro de tu hogar.
4. Humedad
La humedad es inevitable, no importa dónde vivas. Algunas áreas tienen altos niveles de humedad en el verano, mientras que otras los experimentan durante todo el año.
La humedad en interiores también puede ser causada por fugas de agua, humedad atrapada en el aire que entra en contacto con superficies más frías o un espacio abierto debajo de tu casa a través del cual la humedad se filtra.
El rango ideal de humedad relativa para espacios interiores es entre 30% y 50%.
Un nivel de humedad que supera el 50% puede propiciar el desarrollo de elementos que afectan la calidad del aire interior, como moho y hongos. Si inhalas estas partículas, puedes experimentar irritación pulmonar, falta de aliento, dificultad respiratoria y, en el peor de los casos, una enfermedad grave.
Un nivel de humedad por debajo del 30% también es delicado. Los efectos inmediatos para tu salud incluyen dolor de garganta, ojos y nariz secos e irritación de la piel.
La comodidad también es una preocupación cuando se trata de humedad relativa.
Si tienes problemas para mantener niveles de humedad adecuados en tu hogar, hay dispositivos que te pueden ayudar.
Si los niveles son demasiado bajos, invierte en un humidificador para añadir humedad al aire. Si los niveles de humedad son demasiado altos, compra un deshumidificador.
5. Temperatura
El último factor que debes considerar en cuanto a la calidad del aire de tu hogar es la temperatura.
Mucha gente no lo sabe, pero si las temperaturas interiores son muy altas, los químicos que rodean el hogar se filtran hacia el interior a un ritmo más rápido. Esto causa irritabilidad, dolor de cabeza y fatiga, o algo peor.
Si las temperaturas de tu hogar son muy bajas, los efectos más notables que experimentarás son escalofríos o una disminución de la sensibilidad en las extremidades, como las manos y los pies.
También es cierto que los factores que afectan el confort, como el aire acondicionado, pueden mejorar la temperatura interior.
En los meses de verano, los más seguro es que quieras mantener una temperatura interior entre 22°C y 26°C; y en los meses de invierno, una temperatura entre 20°C y 24°C.
Puedes controlar y optimizar las temperaturas de tu hogar con una unidad de aire acondicionado portátil o una unidad de ventana. Estas funcionan mejor que los sistemas centrales de aire porque te dan un mayor control sobre las habitaciones o áreas que deseas enfriar.
Sin embargo, con un aire acondicionado central te ves obligado a enfriar toda la casa, lo cual no es eficiente porque aumenta el coste de tus facturas de luz.
Palabras finales
Aunque varios contaminantes pueden afectar la calidad del aire de tu hogar, ahora sabes cómo pueden impactar tu salud, de dónde provienen y cómo minimizarlos.
Si tomas en cuenta las recomendaciones que te he compartido en esta guía, podrás lograr un ambiente interior más saludable para toda su familia.